Lamas y Cordillera Escalera
Partimos el viernes 24 de julio en un vuelo nocturno de Lan Perú hacia la ciudad de Tarapoto, en esta oportunidad viaje junto a mi esposa Charo, mi hermano Gonzalo y Marisol Carbajal .
En Tarapoto nos recibió Alvaro del Campo, un viejo amigo, con una botellita de chuchuhuasi, licor tradicional de esta zona hecho en base a la corteza de un árbol del mismo nombre, el plan era quedarnos tres dias en esta ciudad.
Al dia siguiente almorzamos comida tradicional de la zona y por la tarde visitamos Lamas, a escasos 22 kilometros de Tarapoto. Recorrimos el barrio de Wayku, en este lugar los nativos son admirados por preservar y conservar sus antiguas costumbres, paseamos por el pueblo hasta que nos cayo la noche, degustamos unas ricas pizzas a la leña y regresamos a descansar al hotel “Los Huingos”, había que recuperar energías para la travesía que nos tocaba al día siguiente.
Señora de Lamas vestida con el traje típico de esta zona
El domingo nos levantamos temprano, íbamos a hacer una caminata hacia la Cordillera Escalera, esta es la primera Area de Conservación Regional creada en el Perú. Nuestro objetivo final era llegar a la catarata llamada La Cumbre, ninguno de los miembros del grupo conocía el recorrido, nuestra única referencia era Don Pedrito, lugareño el cual tiene sus tierras en al parte alta de esta cordillera.
Arrancamos a caminar a las 8 am, según los datos extraoficiales recogidos llegar a la catarata nos tomaría aproximadamente 2 horas, la mayor dificultad que hubo en un principio fue atravesar el cauce del rio Shilcayo, el cual cruzamos un total de 12 veces. Caminamos y caminamos, el terreno se puso cuesta arriba, ya habíamos sobrepasado largamente las dos primeras horas de caminata y ni rastros de la Cascada, el terreno poco a poco se volvia mas empinado, al final nos tomo, luego de algunos resbalones y puteadas, 4 horas llegar a la casa de don Pedrito. Partimos a 350 msnm y llegamos a los 1000 msnm. Amablemente don Pedrito y su esposa nos invitaron algunos frutos de la zona, aprovechamos para reagruparnos, comimos unos contundentes “Juanes” y nuevamente partimos hacia la Catarata La Cumbre, solo nos separaban 25 minutos desde la casa de don Pedrito.
Don Pedrito, Charo y Yo cruzando el río Shilcayo (foto: Alvaro del Campo)
Caminando hacia la cascada comencé a sentir un fuerte dolor en la rodilla izquierda y empezó mi preocupación, el tema era que aun faltaba bajar las 4 empinadas horas que nos toco subir. Las piernas y rodillas sufren mas en la bajada que en la subida, en esos momentos supe que mi regreso se convertiría en un calvario.
Cascada "La Cumbre" (Foto: Alvaro del Campo)
Empecé lentamente mi descenso cerca de las 2 pm, a los pocos minutos no soportaba el dolor en la rodilla izquierda, aun me esperaba todo el descenso y cruzar nuevamente 12 veces el rio Shilcayo, no me quedo mas que mentalizarme y seguir para adelante, tenia muy claro que la única manera de salir de allí era por mis propios medios. Un gringo que fue con nosotros me regalo un par de analgesicos, estas aliviaron levemente el insoportable dolor que sentía, Alvaro y Gonzalo se quedaron acompañándome en mi lenta travesía, los demás del grupo se adelantaron, debían llegar a Tarapoto antes que anochezca.
Al final llegamos a las 8 pm, la bajada me tomo alrededor de 6 horas, los 2 ultimos cruces del rio los hicimos ya de noche, entre los tres solo teníamos una pequeña linterna con una luz muy baja que nos complico la ultima hora y media del camino. Llegue con ambas rodillas inflamadas y con los pies ampollados debido a que perdí mis medias en uno de los primeros cruces del río.
Mi hermano Gonzalo y yo después de 10 horas cruzando el río Shilcayo de noche (Foto: Alvaro del Campo)
Esa noche caímos cual sacos de papas sobre nuestras camas, quedamos rendidos, pero llenos de recuerdos y anécdotas sobre esta accidentada caminata.
Chachapoyas, Karajía y Quiocta
El lunes nos levantamos temprano, nos tocaba viajar hacia Chachapoyas, capital del departamento de Amazonas. Partimos a las 8am, caleteamos entre colectivo y colectivo por diferentes poblados, primero Moyobamba, luego Rioja, visitamos rápidamente la naciente del río Tío Yacu, llegamos a Nuevo Cajamarca y cerca de las 4 pm arribamos en Pedro Ruiz Gallo. Este caótico lugar sirve como intersección entre la carretera Tarapoto – Chiclayo y el desvío a Chachapoyas. Tomamos un ultimo colectivo y una hora después llegamos a muestro destino, Chachapoyas ubicada a 2334 msnm, esta pintoresca ciudad fue fundada por Alfonso de Alvarado en el año de 1538, es una de las ciudades más antiguas del Perú.
Plaza de Armas de Chachapoyas
Pasamos la noche en la Casona Monsante, a la mañana siguiente salimos hacia la plaza a buscar un taxi que nos sirva como servicio turístico durante nuestros 5 días en el departamento de Amazonas. Tuvimos la suerte de cruzarnos con William, un muchacho de 28 años que, junto a su camioneta Toyota Caldina, nos acompaño durante todo nuestro recorrido.
El primer lugar que nos esperaba fueron los Sarcófagos de Karajía, para llegar a este lugar viajamos alrededor de 1 hora y media hasta el poblado de Luya y de ahí unos 30 minutos mas en auto hasta San Miguel de Cruzpata, luego caminamos cerca de una hora para llegar a estos impresionantes sarcófagos.
Paisaje camino a los Sarcófagos de Karajía
Estas singulares muestras de los rituales mortuorios de la cultura Chachapoyas fueron expuestos al mundo recién en el año de 1984 por el arqueólogo Federico Kauffmann, según los estudios datan entre los años 1000 a 1300 d.C. Su ubicación es estratégica, están colocados en los filos de un farallón de roca calcácea, como si los hubieran dejado ahí para que vigilaran el paso del tiempo. Estos sarcófagos son elaboradas esculturas que miden más de dos metros de alto y constan de cabeza y busto, formando una compacta cápsula funeraria de barro enlutado. Las cabezas están decoradas con un cráneo, tipo trofeo, en la parte superior, sus rostros son planos y anchos, y el resto del cuerpo está diseñando con figuras geométricas.
Los Sarcófagos de Karajía
Luego de visitar los sarcófagos subimos nuevamente al auto con destino a la cueva de Quiocta, regresamos a Luya (30 minutos de camino), 5 minutos después llegamos al pueblo de Lamud, aquí pagamos el derecho a visita de la cueva, contratamos a un guía local y nos dijimos a Quiocta, a 30 minutos en auto de Lamud. Esta singular cueva era conocida por los pobladores de la zona desde tiempos muy remotos pero por temor nadie se animaba a entrar, recién en el año 2000 el guía José Espinoza, autóctono de Lamud, se animo a ingresar y descubrió el interior de esta maravillosa cueva, en sus 550 mts de profundidad. Uno puede observar variadas estalagmitas y estalactitas de las formas mas increíbles, nos quedamos sorprendidos de lo que vimos y observamos en la hora que nos tomo recorrer el interior.
Entrando a la Cueva de Quiocta, 550 mts de profundidad
Charo y yo junto a dos enormes estalagmitas al fondo de la cueva
Grupo de Murcielagos dentro de la Cueva de Quiocta
Salimos de Quiocta cerca de las 5 y 30 pm y nos dirigimos a Chachapoyas, habia que dormir para al dia siguiente seguir descubriendo a la fascinante y maravillosa cultura Chachapoyas.