viernes, 20 de diciembre de 2013

Pomapata: Mas que una Navidad


Por cuarto año consecutivo partimos, de madrugada, hacia el pequeño y hospitalario pueblo de Pomapata. El grupo de colaboradores ha ido en aumento año tras año. El 2010, primer año que visitamos el pueblo, fuimos solo 6 personas; dos de mis hermanos, tres sobrinos y yo.

El 2013 fue el 4 año consecutivo que llevamos la navidad a Pomapata
Este año fue clave para nosotros, a raíz de la muerte de nuestra querida Casia, quien cuido de mis hermanos y de mi desde que éramos muy chicos, viajamos con el fin de enterrarla a su querida tierra, lugar del que siempre nos hablo pero, por cosas del destino, nunca pudo visitarlo en vida con ninguno de nosotros.
 
Casia Valderrama, el motor de esta campaña
En ese viaje, que coincidía con el mes de diciembre, decidimos llevar una pequeña fiesta navideña a los aproximadamente 80 niños del pueblo, fue algo simple pero a la vez intenso y emocionante. Regresamos maravillados de los paisanos de Casia, cada uno de ellos nos hacia recordarla, no había duda que en cada rincón del Pomapata sentíamos su presencia.
 
Pueblo de Pomapata
El 2011 viajamos 9 personas, el 2012 fuimos 12 y este año éramos 19 almas las que llegamos con todas las ganas de dar lo mejor de nosotros al pueblo de Pomapata.
 
Pía y Michelle llegando a Pomapata
Partimos la madrugada del 7 de diciembre, los 19, en 4 autos y camionetas rumbo a Chiquián. La gran mayoría de las donaciones se habían enviado días previos por encomienda. Los 375 km de distancia nos tomaron cerca de 7 horas. En Chiquián nos esperaba una custer  que nos trasladaría, junto con todas las donaciones, hacia el pueblito de Quero, 24 km que demoran casi dos horas recorrerlos.

Burros con parte de las donaciones

Llegamos a Quero bajo una fuerte lluvia, varios representantes de la comunidad de Pomapata nos esperaban con alrededor de 30 burros para trasladar las cosas. De ahí en adelante algunos caminamos y otros subieron a caballo.

Daivis, uno de nuestros engreídos

Pomapata se encuentra a 5 km de Quero, el camino es espectacular, este sube al lado del río Cóndor por la quebrada del mismo nombre. Los primeros 4 kilómetros son relajados, uno puede caminar tranquilo disfrutando el paisaje al 100%, el último kilómetro es el mas complicado, el camino se separa del río Cóndor y trepa en una empinada cuesta hasta llegar a Pomapata.

Valeria, Kiara y Bernardo compartiendo con los niños de Pomapata

La llegada a Pomapata fue realmente emocionante, nos recibieron muchos niños ansiosos por nuestra llegada, todos ellos ya son parte de nuestra familia, nos llaman por nuestro nombre o nos dicen simplemente “tíos”. A la llegada de cada uno de nosotros la comunidad reventaba fuegos artificiales, era la primera vez que nos recibían con tantos bombos y platillos, Habíamos partido a las 4 y 30 am de Lima y llegado a Pomapata alrededor de las 5 pm, un día agotador.

Niños mostrando sus botas nuevas

Empapados por la lluvia nos ubicamos en un local de la comunidad donde nos teníamos que acomodar todos en el piso, sobre pieles de cordero en nuestros sleeping bags. Cenamos liguero y nos fuimos en mancha a dormir, nos esperaba un largo día.

Vero ordenando las donaciones

A la mañana siguiente nos pusimos a chambear duro y parejo, entre los 19 nos dividimos las funciones para avanzar mas rápido. Unos organizaban los regalos, otros inflaban globos y decoraban el local, los “actores” ensayaban la obra de teatro que habíamos preparado, mientras un pequeño grupo coordinaba la chocolatada y ultimaba detalles. No hay duda que funcionamos como un buen equipo.

Jose Ignacio arreglando el local

Luego de desayunar un exquisito cuy con papa, invitado por el club del vaso de leche, empezamos nuestras actividades. Lo primero fue la entrega de botas de jebe a 100 niños de la comunidad, campaña que, gracias al apoyo de muchos de nuestros amigos en Lima, fue todo un éxito. Era realmente emocionante ver a los chicos jugar y saltar sobre los charcos de agua con sus botas nuevas.

Entrega de botas de jebe a los niño
Feliz con sus botas nuevas
Continuamos con la entrega de ropa, primero a la gente mayor y luego a los niños. Al mediodía comimos una contundente pachamanca que nos ofreció la escuela inicial para luego continuar con los últimos detalles de la celebración.

Celebración de Navidad en el local comunal

A las 2 y 30 pm empezaron a llegar los niños, media hora mas tarde arrancamos con el show. Por cosas de destino, minutos antes de empezar se fue la luz, lo que hizo que tuviéramos que improvisar algunas actividades y relegar las que teníamos planeadas.

Michelle, Claudio, Bernardo, Valeria y Isabella bailando
el "Chuchuwa" con los niños de Pomapata

Después de las palabras de bienvenida y de agradecimiento empezó el show, primero calentamos motores con la canción y el baile para niños de “Chuchuwa”. Luego 7 del grupo se volvieron actores por unos minutos y entretuvieron a los niños con la adaptación del cuento “Las Lagartijas” del francés François Vallaeys.

Elenco en pleno listo para la actuación

Luego vinieron juegos como “Simón Dice” y “Mar y Tierra”, pocos minutos después llegó la luz lo que nos permitió hacer los infaltables concursos de canto y de baile entre los niños de Pomapata, todo un clásico cada mes de diciembre. Nos contaban los padres que los niños se preparan con tiempo en ambas disciplina y eso se nota cada año que regresamos.

Marco y Marines atendiendo a los niños

Continuamos con la chocolatada navideña, la entrega de regalos, algunos obsequios para la escuela inicial y 100 dosis de leche para niños menores de 5 años al el club de madres del vaso de leche. La tarde termino con un entretenido baile con gran parte de los niños pomapatinos. Cayó la noche y tuvimos que bajar el telón.

Niños disfrutando de la chocolatada
Bernardo con Santiaguito

Terminamos rendidos pero contentos, la experiencia, una vez mas, fue espectacular. A pesar del inconveniente de la luz todo salió de maravillas, nuestros amigos de Pomapata se fueron mas que contentos y nosotros muy satisfechos y agradecidos con ellos por la alegría que nos brindan año a año todos.

Repartición de ropa a la gente mayor del pueblo

La mañana siguiente fue mas relajada, tomamos un caldo de cabeza de cordero de desayuno antes de ir a los baños termales de Conoc, a 45 minutos de Pomapata. De regreso, luego de deleitarnos con otra sabrosa Pachamanca ofrecida por el pueblo, subimos hacia el cementerio, era hora de compartir unos largos minutos con nuestra querida Casia, la persona que nos puso a Pomapata en el camino.

Pachamanca ofrecida por la comunidad

Colocamos una placa con un poema escrito a ella por mi sobrino Santiago. Algunos de nosotros dirigimos unas breves palabras, brindamos en su honor y regresamos hacia el pueblo. Compartimos este emotivo momento con parte de la familia de Casucha.

Parte del grupo en la tumba de Casia

La madrugada siguiente empezó el largo camino hacia Lima, nos esperaban 12 horas de viaje. Regresamos agotados pero contentos por todo lo vivido en esos dos días y medio en Pomapata. La gente de despidió de nosotros con todo el cariño existente y nos pidieron que no nos olvidáramos de ellos.

Noé lleno de juguetes

El día de hoy, luego de 4 años, tenemos un compromiso con los niños de Pomapata y vamos a seguir regresando año tras año gracias al apoyo de muchos amigos que colaboran con nosotros para llevar un fin de semana de alegría a este olvidado pueblo de los andes ancashinos.

Niños felices con sus botas de jebe nuevas

Muchas gracias a las mas de 100 personas que nos apoyaron este año; ver sonreír y jugar a los niños de Pomapata no tiene precio.

Nos vemos en el 2014!!!!

Todo el equipo:
Arriba: Arturo Bullard, Michelle Muñoz,  Gonzalo Bullard,
Bernardo Garcia, Claudio Samanez, Kiara Samanez, Tana Simpson,
Ricardo Samanez, Marines Seminario, Licy Cano, Pedro Rachitoff
Abajo: José Ignacio Bullard, Sandra de la Flor, Pía Luna,
Vasco Aramburú, Marco Antonioli, Valeria Bullard,
Isabella Bullard, Verónica Simpson



martes, 17 de diciembre de 2013

La Laguna de los Cóndores y sus Mausoleos: Joyas Escondidas en el Bosque Nuboso de Amazonas (Parte 2)


Luego de dormir largo y tendido, después de la larga y agotadora caminata del día anterior, abrimos los ojos cuando el reloj marcaba las 5 y 30 am. Tomamos un nutrido desayuno y partimos ansiosos a conocer la majestuosa “Laguna de los Cóndores”.

Mausoleos en la Laguna de los Cóndores

Salimos bordeando las 6 y 30 am del hospedaje que nos vio pasar la noche, caminamos unos 5 minutos y nos topamos con la esta impresionante laguna de aguas negras. La alegría era inmensa, hacia varios años que anhelaba conocerla y al fin estaba delante de nuestros ojos.

Llegando al mirador

Bajamos cerca de 10 minutos por una empinada y resbaladiza trocha hasta la orilla, junto a mi hermano Gonzalo y Clemente, nuestro guía. Subimos a un bote inflable de propiedad del hospedaje, y empezamos a remar hacia el otro extremo de la famosa “Laguna de los Cóndores”.

Gonzalo remando en la bruma

La bruma del amanecer sobre sus oscuras aguas, junto a los grandes acantilados, los reflejos y arboles que rodean esta hermosa laguna, hacían del paisaje un lugar sacado de una pintura.

Amanecer en la Laguna de los Cóndores
La “Laguna de los Cóndores” se encuentra en la parte baja de los andes amazónicos dentro de un bosque húmedo tropical lluvioso, a 2600 msnm. Tiene cerca de 2 km de largo por 500 mts de ancho. Desde la parte alta el agua se ve oscura debido a la profundidad de la laguna la cual oscila entre los 70 y los 150 metros.

La Laguna de los Cóndores se encuentra a 2600 msnm

Esta hermosa laguna desfoga sus aguas sobre el río Siogue, a la vez es alimentada por la laguna La Mona la cual se encuentra en la parte alta de las montañas que rodean este espejo de agua.

Tiene una variada flora y fauna

Dentro de su rica flora encontramos la chachacama, el chamanche, el piniche, la quina, el siogue, una buena variedad de orquídeas, el pauco, el saúco, el matico, el culén, el poleo, el cedro, helechos, la grama, el bambú, entre otros. Además estas tierras son habitadas por osos de anteojos, pumas, venados, zorros, armadillos, etc. junto a una gran variedad de aves.

La laguna vista desde los mausoleos

Luego de 40 minutos de remar y remar llegamos a una pequeña playa al otro extremo de la laguna, dejamos parte de nuestras cosas en el bote y empezamos el ascenso a pie hacia los mausoleos que se encuentran en los alrededores de la “Laguna de los Cóndores”.

El camino a los mausoleos es resbaladizo
y peligroso

El acceso es complicado y agreste, el fango junto a la pronunciada pendiente hace que uno tenga que andar con mucho cuidado. Por partes, los pobladores, han adaptado escaleras de troncos, las que en muchas ocasiones se tornan resbalosas y quebradizas producto de la humedad del ambiente.

Se encuentran naturalmente protegidos por una
gran piedra en la montaña

La primera mitad del trayecto sirve para ganar altura, en la otra mitad el camino va paralelo a los mausoleos de manera irregular. Luego de 40 minutos al fin llegamos, quedamos impresionados de cómo los antiguos Chachapoyas pudieron construir estos hermosos y coloridos mausoleos en medio de un acantilado casi vertical. Sobre ellos cae una cortina de agua que increíblemente no moja los restos arqueológicos.

El circulo rojo indica su ubicación

Existen mas de estos mausoleos alrededor de la laguna los cuales han sido, hasta ahora, poco estudiados debido a lo difícil y complicado que es acceder a ellos.

Los mausoleos se hallaron recién en 1996

Las primeras evidencias sobre estos restos datan del año 1996 cuando un grupo de trabajadores de la zona hallaron estas construcciones en la parte alta de la laguna y empezaron a depredar el lugar en busca de algún tesoro oculto.

Clemente, Gonzalo y yo

Dentro de estas seis estructuras arquitectónicas funerarias, fabricadas de adobe y barro y decoradas con pinturas e íconos de color rojo y amarillo, se encontraron nada menos que 219 momias cada una dentro de su respectivo fardo funerario.

Momia en el museo de Leymebamba

Estas momias fueron trasladadas durante varios meses, a lomo de bestia, al pueblo de Leymebamba, ahí existe un interesante museo donde se pueden ver, además se puede encontrar muchas información acerca de los antiguos Chachapoyas.

Fardo de niño en el museo
de Leymebamba

La antigüedad de este lugar fluctúa entre los años 800 a 1470 d.C. Los Chachapoyas no desarrollaron técnicas de momificación, una vez que los tejidos blandos desaparecían de los cadáveres envolvían los huesos con telas para luego colocarlos dentro de una canasta.


Pinturas Rupestres

Estuvimos alrededor de hora y media admirando y fotografiando este magnifico lugar lleno de mística e historia, no teníamos ganas de irnos pero todo lo bueno tiene que acabar. Retornamos por el mismo fangoso, resbaladizo y peligroso camino por el que subimos. A los 40 minutos llegamos a la playita donde aprovechamos en almorzar algo ligero.

Cráneo de los Chachapoyas

Mientras almorzábamos Clemente, nuestro guía, pescaba y pescaba truchas arcoíris, no queríamos interrumpirlo ya que serían parte de nuestro menú nocturno. Subimos al bote y remamos por el borde la laguna mientras Clemente seguía sacando mas truchas. Al final fueron, nada mas ni nada menos, 15 robustas truchas las pescadas.

Clemente pescando truchas

Gonzalo con parte del botín

Llegamos luego de mas de hora y media a la orilla opuesta, sacamos el bote del agua y subimos una agotadora y súper empinada cuesta hasta la parte alta de la laguna, fue un trayecto corto pero muy agotador.

Friendo las truchas

Lo que quedó de la tarde lo usamos para descansar, cenamos las deliciosas truchas de la tarde fritas y con arroz y nos fuimos temprano a dormir, a la mañana siguiente partiríamos a recorrer a pie los 32 agrestes y complicados kilómetros que nos separaban del pueblo de Leymebamba, los que nos tomarían cerca de 10 horas de un largo, duro y accidentado camino.

Gastos aproximados de la expedición desde Leymebamba
Entrando a la habitación
Amanecer en el albergue