Me levante muy temprano, a golpe de las 4 y media de la mañana, quedamos en encontrarnos en la casa del Chato Sven entre las 5 y 30 y 6 am, el grupo de viaje lo conformábamos Sven, Machucado, Negro Mauricio, Gianina, el Gringo, Charo y yo. Una vez juntos partimos hacia Canta a las 6 y 30 am, previa llenada de tanque y desayunada de hot dogs y Coca Cola en el grifo Mobil.
Tomamos la carretera norte hasta la Av. Tupac Amaru, de ahí seguimos de frente decenas de cuadras hasta llegar a la carretera a Canta, el camino recién se pone bonito a la altura de Santa Rosa de Quives, aprox. km 70, a escasos 30 km de Canta. Cuando faltaban 5 km para llegar y conversábamos entretenidamente sobre el conflicto en Kosovo y escuchábamos la peculiar manera que tiene Machucado para decir la palabra “YUGOS-lavia”, sufrí un ataque fulminante al estómago, el cual me obligo desesperadamente a detener como sea el auto del Chato y correr hacia el arbusto mas cercano.
Después de 2 y 30 horas de camino llegamos a Canta, nos informamos como llegar a las ruinas de Cantamarca y partimos a conocerlas, a los 20 minutos de camino había que tomar el desvío hacia las ruinas, estabamos convencidos de que tendríamos que caminar un par de horas para llegar, fue una sorpresa para todos que la carretera llegue al pie de las ruinas, el camino no duró mas de una hora y cuarto, me quede impresionado la cantidad de aves que logre ver en tan corto trayecto, pudimos vimos varios aguiluchos, cernícalos, cara caras de montaña, entre otras.
Cruz en Cantamarca, adornada por celebración de la Fiesta de las Cruces
Ya en zona arqueológica me agarró un segundo ataque estomacal, el cual me llevó hacia otros arbustos, parece que fue contagioso ya que Machucado y Sven corrieron la misma suerte (al parecer el hot dog del desayuno nos jugo una mala pasada). Recorrimos las ruinas, caminamos 10 minutos y llegamos a una bonita capilla y a una cruz, lugar en el cual todos los primero de mayo la adornan para celebrar “La Fiesta de las Cruces”. Tomamos algunas fotos y bajamos a las ruinas, estas están, en su mayoría, deterioradas, solo encontramos tres construcciones en buen estado. Caminamos dificultosamente entre los escombros y al medio día partimos hacia Canta, almorzamos en un restaurant campestre, el cual dejaba mucho que desear, algunos comieron un menú de 4 soles y otros comimos bisteck con arroz y papas fritas, ante la atenta mirada de dos hambrientos y escuálidos perros. Mientras comíamos discutíamos que íbamos a hacer, el dilema era acampar a la “Cordillera de la Viuda” o en Obrajillo. Al final, por flojera colectiva, decidimos por la segunda alternativa, la mas cómoda y menos fría.
Con la barriga llena nos dirigimos a Obrajillo, a 10 minutos de Canta. Llegamos primero a la plaza y luego buscamos un sitio donde acampar, nos dimos con la sorpresa que la zona, en donde supuestamente se acampa, parecía un pueblo joven, había un montón de gente, no tenía nada diferente a un domingo en Chosica. Como el motivo principal de nuestro viaje no era socializar, ni conocer nuevos amigos, decidimos avanzar al lado del río Chillón hasta encontrar un sitio agradable para aposentar nuestras carpas, media hora mas tarde encontramos el lugar preciso, estacionamos las camionetas al lado del camino, bajamos nuestras cosas y nos acomodamos. El sitio era maravilloso, se encontraba frente al río, todo estaba verde y floreado y para completar el paisaje casi perfecto al frente se veía una gran catarata. Instalados, como a las 4 pm, el gringo y Gianina se fueron a probar suerte en la pesca, mientras el Negro, Machucado, Charo y yo dábamos una vuelta por la zona y el Chato se quedaba jato en la carpa. Al caer y enfriar la tarde, todos nos dirigimos al campamento a esperar que se haga de noche y que sean las 7 pm para escuchar por radio el tan esperado clásico del fútbol peruano.
Una vez dentro del carro, a excepción de El Gringo y Gianina (ellos intentaban hacer fuego para prender su parrilla), sintonizamos RPP y escuchamos el interesante cotejo, de pronto me vino un nuevo ataque estomacal, caballero tuve que salir del carro a buscar un sitio cómodo, al regresar escucho un contundente grito de victoria, no era mas que el efervescente grito de Machucado celebrando el golazo de Bernales para los cremas (punto aparte Y DALE “U”), me metí feliz al carro a esperar que termine el primer tiempo, en el entretiempo conversamos un rato, escuchamos datos curiosos de Machucado, cosas como que el nombre KODAK viene del sonido que hace la cámara al tomar una foto y rocas por el estilo, vimos la salida de la luna llena, simplemente alucinante y esperamos como sardinas dentro del carro hasta que termino el partido, con una nueva victoria crema.
Al llegar al campamento vimos que recién el Gringo había podido prender fuego, nos sentamos un rato al lado del híbrido parrilla–fogata a calentarnos y a picarle un poco de comida a los parrilleros. Nuestro Craso error fue no llevar mucha comida (por no decir nada) ya que nunca pensamos en acampar tan cerca a los carros. Tome algunas fotos nocturnas y poco antes de las 11 pm nos fuimos a dormir.
Domingo 30 (Obrajillo – Canta- Lima)
Amaneciendo en Obrajillo
Me levante al amanecer, como acostumbro cuando estoy fuera de Lima, después de pasar una buena noche, esta vez, increíblemente, Charo no pasó frío y me dejó dormir. Desarmamos al toque el campamento, tomamos algunas fotografías, metimos nuestras cosas al carro y salimos a caminar mientras otros recién abrían el ojo. Fuimos por la ladera del río hasta llegar a un pequeño prado al lado del arroyo, este lugar era muy bonito. Mientras tomábamos algunas fotos sobre un enorme árbol que cruzaba el río llegó la gente, al toque nos dirigimos hacía una impresionante cascada a menos de 10 minutos del lugar, realmente era una caída de agua alucinante, medía por lo menos 60 mts de altura y estaba adornada por un colorido arco iris. Observamos por unos minutos la magnitud de la cascada y decidimos caminar hacia la parte baja de esta. El Chato y el Negro fueron por la parte alta, mientras Charo, Machucado y yo lo hicimos por la parte de abajo, el trayecto para nosotros se hizo un poco pesado, para variar tomamos el camino mas difícil, las piedras estaban un poco resbalosas. Al final, después de algunas casi caídas, llegamos a la parte baja de la catarata, valió la pena el esfuerzo, provocaba calatearse y meterse bajo el chorro. Después de 15 minutos y de las respectivas tomas fotográficas regresamos, caminamos un poco mas por los alrededores y de ahí fuimos hacia las camionetas. Llegando vimos a un pata tirado frente al río tomando sol, al acercarme un poco, creyendo que era el Chato Sven, me di con la sorpresa de que el pata estaba tal como vino al mundo, o sea “tolaca” así que me hice el loco y seguí caminando, a Machucado le pasó la mismo que a mí, la diferencia estuvo en que él si se le acercó y le pasó la voz, dice que también se confundió y pensó de que era el Chato (habrá que creerle).
Sakuaras en la rivera del rio Chillón
Una vez listos partimos hacia un pueblito 15 minutos mas arriba de donde habíamos acampado, ahí nos comentaron que caminando 30 minutos se llegaban a unas ruinas, pero como ya era un poco tarde decidimos dejarlo para otra oportunidad. Bajamos hacia Obrajillo a eso de la 1 pm , comimos una suculenta pachamanca, disfrutamos de una Inca Cola heladita y partimos hacia Lima. Mientras descendíamos hacia la capital el maravilloso cielo azul se tornaba poco a poco hacia el típico gris panza de burro, eso nos indicaba que cada vez estabamos mas cerca a Lima, recorrimos la larga y transitada Av. Tupac Amaru. Llegamos temprano, y no muy cansados, este viaje relampago, que en un principio iba a ser de caminatas, terminó siendo un placentero y merecido viaje de reposo.