Por
cuarto año consecutivo partimos, de madrugada, hacia el pequeño y hospitalario
pueblo de Pomapata. El grupo de colaboradores ha ido en aumento año tras año. El
2010, primer año que visitamos el pueblo, fuimos solo 6 personas; dos de mis
hermanos, tres sobrinos y yo.
El 2013 fue el 4 año consecutivo que llevamos la navidad a Pomapata |
Este
año fue clave para nosotros, a raíz de la muerte de nuestra querida Casia,
quien cuido de mis hermanos y de mi desde que éramos muy chicos, viajamos con
el fin de enterrarla a su querida tierra, lugar del que siempre nos hablo pero,
por cosas del destino, nunca pudo visitarlo en vida con ninguno de nosotros.
En ese
viaje, que coincidía con el mes de diciembre, decidimos llevar una pequeña
fiesta navideña a los aproximadamente 80 niños del pueblo, fue algo simple pero
a la vez intenso y emocionante. Regresamos maravillados de los paisanos de
Casia, cada uno de ellos nos hacia recordarla, no había duda que en cada rincón
del Pomapata sentíamos su presencia.
El
2011 viajamos 9 personas, el 2012 fuimos 12 y este año éramos 19 almas las que
llegamos con todas las ganas de dar lo mejor de nosotros al pueblo de Pomapata.
Partimos
la madrugada del 7 de diciembre, los 19, en 4 autos y camionetas rumbo a
Chiquián. La gran mayoría de las donaciones se habían enviado días previos por
encomienda. Los 375 km de distancia nos tomaron cerca de 7 horas. En Chiquián
nos esperaba una custer que nos
trasladaría, junto con todas las donaciones, hacia el pueblito de Quero, 24 km
que demoran casi dos horas recorrerlos.
Burros con parte de las donaciones |
Llegamos
a Quero bajo una fuerte lluvia, varios representantes de la comunidad de
Pomapata nos esperaban con alrededor de 30 burros para trasladar las cosas. De
ahí en adelante algunos caminamos y otros subieron a caballo.
Daivis, uno de nuestros engreídos |
Pomapata
se encuentra a 5 km de Quero, el camino es espectacular, este sube al lado del
río Cóndor por la quebrada del mismo nombre. Los primeros 4 kilómetros son
relajados, uno puede caminar tranquilo disfrutando el paisaje al 100%, el
último kilómetro es el mas complicado, el camino se separa del río Cóndor y
trepa en una empinada cuesta hasta llegar a Pomapata.
Valeria, Kiara y Bernardo compartiendo con los niños de Pomapata |
La
llegada a Pomapata fue realmente emocionante, nos recibieron muchos niños
ansiosos por nuestra llegada, todos ellos ya son parte de nuestra familia, nos
llaman por nuestro nombre o nos dicen simplemente “tíos”. A la llegada de cada
uno de nosotros la comunidad reventaba fuegos artificiales, era la primera vez
que nos recibían con tantos bombos y platillos, Habíamos partido a las 4 y 30
am de Lima y llegado a Pomapata alrededor de las 5 pm, un día agotador.
Niños mostrando sus botas nuevas |
Empapados
por la lluvia nos ubicamos en un local de la comunidad donde nos teníamos que
acomodar todos en el piso, sobre pieles de cordero en nuestros sleeping bags.
Cenamos liguero y nos fuimos en mancha a dormir, nos esperaba un largo día.
Vero ordenando las donaciones |
A la
mañana siguiente nos pusimos a chambear duro y parejo, entre los 19 nos
dividimos las funciones para avanzar mas rápido. Unos organizaban los regalos,
otros inflaban globos y decoraban el local, los “actores” ensayaban la obra de
teatro que habíamos preparado, mientras un pequeño grupo coordinaba la
chocolatada y ultimaba detalles. No hay duda que funcionamos como un buen
equipo.
Jose Ignacio arreglando el local |
Luego
de desayunar un exquisito cuy con papa, invitado por el club del vaso de leche,
empezamos nuestras actividades. Lo primero fue la entrega de botas de jebe a
100 niños de la comunidad, campaña que, gracias al apoyo de muchos de nuestros amigos
en Lima, fue todo un éxito. Era realmente emocionante ver a los chicos jugar y
saltar sobre los charcos de agua con sus botas nuevas.
Entrega de botas de jebe a los niño |
Feliz con sus botas nuevas |
Continuamos
con la entrega de ropa, primero a la gente mayor y luego a los niños. Al
mediodía comimos una contundente pachamanca que nos ofreció la escuela inicial para
luego continuar con los últimos detalles de la celebración.
Celebración de Navidad en el local comunal |
A
las 2 y 30 pm empezaron a llegar los niños, media hora mas tarde arrancamos con
el show. Por cosas de destino, minutos antes de empezar se fue la luz, lo que
hizo que tuviéramos que improvisar algunas actividades y relegar las que teníamos
planeadas.
Michelle, Claudio, Bernardo, Valeria y Isabella bailando el "Chuchuwa" con los niños de Pomapata |
Después
de las palabras de bienvenida y de agradecimiento empezó el show, primero
calentamos motores con la canción y el baile para niños de “Chuchuwa”. Luego 7
del grupo se volvieron actores por unos minutos y entretuvieron a los niños con
la adaptación del cuento “Las Lagartijas” del francés François Vallaeys.
Elenco en pleno listo para la actuación |
Luego
vinieron juegos como “Simón Dice” y “Mar y Tierra”, pocos minutos después llegó
la luz lo que nos permitió hacer los infaltables concursos de canto y de baile
entre los niños de Pomapata, todo un clásico cada mes de diciembre. Nos
contaban los padres que los niños se preparan con tiempo en ambas disciplina y
eso se nota cada año que regresamos.
Marco y Marines atendiendo a los niños |
Continuamos
con la chocolatada navideña, la entrega de regalos, algunos obsequios para la
escuela inicial y 100 dosis de leche para niños menores de 5 años al el club de
madres del vaso de leche. La tarde termino con un entretenido baile con gran
parte de los niños pomapatinos. Cayó la noche y tuvimos que bajar el telón.
Niños disfrutando de la chocolatada |
Bernardo con Santiaguito |
Terminamos
rendidos pero contentos, la experiencia, una vez mas, fue espectacular. A pesar
del inconveniente de la luz todo salió de maravillas, nuestros amigos de
Pomapata se fueron mas que contentos y nosotros muy satisfechos y agradecidos
con ellos por la alegría que nos brindan año a año todos.
Repartición de ropa a la gente mayor del pueblo |
La
mañana siguiente fue mas relajada, tomamos un caldo de cabeza de cordero de
desayuno antes de ir a los baños termales de Conoc, a 45 minutos de Pomapata.
De regreso, luego de deleitarnos con otra sabrosa Pachamanca ofrecida por el
pueblo, subimos hacia el cementerio, era hora de compartir unos largos minutos
con nuestra querida Casia, la persona que nos puso a Pomapata en el camino.
Pachamanca ofrecida por la comunidad |
Colocamos
una placa con un poema escrito a ella por mi sobrino Santiago. Algunos de
nosotros dirigimos unas breves palabras, brindamos en su honor y regresamos
hacia el pueblo. Compartimos este emotivo momento con parte de la familia de
Casucha.
Parte del grupo en la tumba de Casia |
La
madrugada siguiente empezó el largo camino hacia Lima, nos esperaban 12 horas
de viaje. Regresamos agotados pero contentos por todo lo vivido en esos dos
días y medio en Pomapata. La gente de despidió de nosotros con todo el cariño
existente y nos pidieron que no nos olvidáramos de ellos.
Noé lleno de juguetes |
El
día de hoy, luego de 4 años, tenemos un compromiso con los niños de Pomapata y
vamos a seguir regresando año tras año gracias al apoyo de muchos amigos que
colaboran con nosotros para llevar un fin de semana de alegría a este olvidado
pueblo de los andes ancashinos.
Niños felices con sus botas de jebe nuevas |
Muchas
gracias a las mas de 100 personas que nos apoyaron este año; ver sonreír y
jugar a los niños de Pomapata no tiene precio.
Nos
vemos en el 2014!!!!