Partimos muy temprano desde la Isla Isabela acompañados de un hermoso atardecer, debíamos retornar nuevamente a Puerto Ayora, en Santa Cruz, para luego tomar otra lancha hacia Puerto Baquerizo en la Isla de San Cristóbal.
Llegamos a Puerto Ayora cerca de las 8 am, dejamos nuestras maletas donde Michell, un amigo que conocimos a la ida el cual tiene una pequeña agencia de viajes y como gran parte de los habitantes de estas islas vive del turismo. Relojeamos unas 3 horas por el pueblo y su calle principal Charles Darwin, llena de tiendas de arte, artesanía y restaurantes.
Cerca de la una de la tarde tomamos la lancha hacia San Cristóbal, el viaje debía durar cerca de dos horas. A 20 minutos del puerto fallan los motores, quedamos a la deriva por largo tiempo esperando que nos envíen ayuda desde el puerto, increíblemente se tomaron mas de dos horas en llegar, en esas largas horas gran parte de la gente, entre los cuales habían italianos y norteamericanos se comenzaron a sentir mal, se comenzó a marear y la tripulación no hacia nada, indignante. Una mala experiencia dentro de todas las buenas que pasamos.
Amanecer en la Isla Isabela
Desembarcamos alrededor de las 7 pm en San Cristóbal, nos hospedamos en el hotel "Paraíso Peninsular" a dos cuadras del malecón. Luego de comer una rica pizza en el "Calipso" nos dimos con la grata e increíble sorpresa que en las playas y malecón de Puerto Baquerizo habitan grandes cantidades de lobos marinos, los cuales caminan y duermen en plena calle, en las veredas, bancas, juegos de niños, etc. Ni se inmutan con la presencia de la gente, duermen y juegan con toda la libertad del mundo, realmente increíble.
Playa llena de lobos de mar en Puerto Baquerizo - Isla San Cristóbal
Toda la mañana siguiente nos dedicamos a recorrer y fotografiar el malecón y a sus simpáticos habitantes, a los relajados lobos marinos se le sumaban, iguanas marinas y gran variedad de aves, todos convivían de manera grata y pacifica con los pobladores y visitantes de San Cristóbal.
Lobo de mar descansando sobre embarcación en Puerto Baquerizo
Lobo de mar junto a su cría en los alrededores de Puerto Baquerizo
Habíamos quedado encontrarnos a mediodía en el aeropuerto de San Cristóbal con el guía que nos llevaría a la otra parte de las Islas Galápagos, a esos lugares paradisíacos que solo se llega en estos yates y cruceros que recorren por varios días las islas, los hay de todo tipo y precios, la oferta y demanda son claves para poder conseguir buenos precios. Nosotros conseguimos desde Lima un yate por 5 días y 4 noches por las islas, el "Queen of Galápagos", buscando y buscado lo conseguimos a la mitad de lo que normalmente costaba. El yate era impecable y muy cómodo, íbamos a convivir por 5 días con 14 extranjeros que al igual que nosotros venían, algunos de muy lejos, a conocer las maravillas de estas famosas islas.
Lobo de mar
Luego de acomodarnos en el cuarto que nos asignaron (#6) y de departir nuestra primera de muchas futuras comidas con nuestros nuevos amigos, volvimos a tierra, nos tocaba ir a la parte alta de la isla San Cristóbal a ver a las grandes y famosas Tortugas de Galápagos y a aprender un poco mas de ellas. Recorrimos 45 minutos una accidentada carretera hasta llegar a Cerro Colorado, acá funciona un centro de crianza de Tortugas de Galápagos. Andamos por una trocha cerca de una hora observando a estos impresionantes reptiles dentro de su hábitat.
Tortuga Gálapagos en Cerro Colorado - Isla San Cristóbal
Las Tortugas de Galápagos se dividen en 11 subespecies ya que los ejemplares que habitan en cada una de las islas (incluso en distintas zonas de la misma isla) han evolucionado de manera independiente, a consecuencia de esto encontramos diferencias morfológicas entre ellas. Estas enormes tortugas pueden llegar a sobrepasar los 1.30 mts de longitud y llegan a pesar mas de 200 kg. Son todo un espectáculo verlas caminar por los tupidos paisajes de Cerro Colorado.
Tortuga Galapagos descansando en pequeña laguna, Cerro Colorado - Isla San Cristóbal
Regresamos al barco para el tradicional coctel de bienvenida que organiza la tripulación para los huéspedes, de paso sirve para romper un poco el hielo y comenzar a conocer un poco mas a nuestros nuevos compañeros, con los cuales, desayunaríamos, bucearíamos, comeríamos, conversaríamos y todos los "iríamos" durante los siguientes 5 días. Nuestro grupo estaba formado por 2 parejas de alemanes, una pareja de norteamericanos con su hija, dos australianos recién casados, una doctora galesa, una señora inglesa, un suizo trotamundos, una simpática francesa y una ecuatoriana. Nosotros hicimos buenas migas con los tres últimos, Benno, Suizo que tenia mas de 5 meses viajando, bajaba de México caleteando y tenia que llegar a Argentina en poco mas de un mes. Emilie, enfermera de Córcega – Francia, recién empezaba un viaje de 4 meses por Sudamérica, lo terminaba el 15 de marzo en Río de Janeiro y Mabel, guía y traductora guayaquileña que viajaba junto a una de las parejas de alemanes para ayudarlos con el idioma. Las conversaciones diarias se tornaron muy divertidas, uno hablaba ingles y el otro le contestaba en español, francés o alemán y viceversa, una verdadera Torre de Babel.
Charo y yo junto a nuestros amigos Benno (Suiza) y Emilie (Francia)
Luego de conversar y comer nos fuimos a dormir, a la mañana siguiente empezaba lo bueno, un itinerario de actividades de todo tipo.
Cangrejo en San Cristóbal
Lobo de mar defendiendo su territorio
Que hermosas tus fotos! Y un lindo viaje, tambien! Las islas, la gente, y, por supuesto, los animales de Galapagos son increibles!
ResponderEliminarGracias, realmente mi viaje a Galápagos fue una experiencia increible.
ResponderEliminarSaludos