miércoles, 9 de marzo de 2011

Caleta San José, Conociendo las Paradisíacas Playas de Arequipa - Parte 1

La primera vez que escuche hablar de las bellas playas que adornan la costa arequipeña fue hace unos 5 años atrás gracias a un capitulo del programa "Tiempo de Viaje". Al terminar que ver este programa me quede con el bichito de visitar esta zona del Perú, cuando antes, apenas se presente la oportunidad.

Grupo con el que viajamos a Caleta San José

El tiempo paso y este destino era parte de la gran lista de lugares que quiero conocer. No fue hasta que un día, Gonzalo, mi hermano, me propuso visar la Caleta San José y sus paradisíacas playas, al toque me anime (soy fácil de animar cuando se trata de viajar). Primero debíamos buscar mínimo 4 personas para hacer viable el viaje, es el mínimo que exige la logística de las instalaciones del Albergue Caleta San José, sino no cubren sus costos.

Dodge del '73 que nos trasladó al Puerto de Quilca

El grupo quedo conformado por Gonzalo, mi esposa Charo, mi sobrino Santiago, nuestro buen amigo José "Pablito" Madalengoitia y sus hijos Yaku y Ainoha. Partimos un jueves a las 6 pm en el servicio de bus cama de "Excluciva" (así se llama, no es una falta ortográfica) rumbo al pueblo costero de Camaná, llegamos a nuestro primer destino cerca de las 7 am, del viernes, luego de dormir cómodamente toda la noche.

Gonzalo a bordo del BAPU, el barco que nos trasladó los tres días de viaje

De Camaná tomamos un colectivo marca Dodge del 73, conducido por un simpático y amable señor, estos autos son los mismos que usaba nuestra policía nacional en los años 70s. Nuestro siguiente punto de llegada era el puerto de Quilca. Este pequeño puerto camaneño tomo importancia en el año de 1879, durante la Guerra del Pacifico, en esta caleta se refugiaba el almirante Miguel Grau al mando de el no menos famoso Monitor Huáscar, dada la conformación de la costa en esta caleta, impedía que pueda ser vista desde alta mar, por lo que se constituyó en un refugio extraordinario para la marina peruana y fue parte de las proezas de nuestro Caballero de los Mares

Caleta San José

En Quilca, luego de comprar algunas viandas para el camino, nos embarcamos en el bote Bapu, de propiedad de albergue de Caleta San José, nos quedaban poco menos de dos horas mas de camino para llegar a nuestro destino final.
El camino se torno entretenido, los hermosos y agrestes acantilados azotados por el mar de Grau son de una belleza única. A los 45 minutos de zarpar de Quilca, una enorme grupo de delfines se nos cruzó por el camino, eran cientos que saltaban y se revoloteaban por el aire, un espectáculo increíble que nos regaló la naturaleza. Cuando aún seguíamos comentando el hermoso espectáculo que nos había tocado ver, un nuevo grupo de delfines, bastante mas chico que el anterior, comenzó a nadar al lado de nuestro bote por algunos minutos, la emoción llego a nuestro máximo nivel, ya no podíamos mas.

Grupo de delfines en el camino a San José

Bordeando las 11 am desembarcamos en la Caleta San José, aislado albergue ubicado en medio de las playas de Arequipa. Este proyecto ecoturístico nació hace algunos años gracias a un grupo de entusiastas peruanos amantes del mar. El primer paso fue crear una empresa Acuícola para el cultivo de conchas de abanico, cuya concesión comprende las Caletas San José y La Francesa.
Como parte de la necesidad en el desarrollo de esta actividad se construye un albergue para el personal y socios de la empresa, tiempo después los socios deciden compartir esta bella zona del país y abrir este lugar al publico. Ahora el visitante, además de apreciar los bellos paisajes costeños de San José, cuenta con las comodidades necesarias para realizar un viaje placentero, el albergue cuenta con una capacidad para 28 personas distribuidas en varios bungalows, con baño privado, los cuales poseen de todos los servicios básicos (agua, desagüe y energía eléctrica).

Gonzalo buceando en los alrededores de la Caleta San José

Rápidamente nos ubicamos en nuestros cuartos, nos enfundamos nuestros correspondientes wetsuits y entramos a conocer el fondo marino del frío mar de San José. Hicimos snorkel por mas de una hora, muchos peces y grandes grupos de enormes yuyos que se movían al ritmos de la corriente fueron el atractivo principal. Esta primera entrada al mar nos sirvió para ir adaptándonos poco a poco al agua.

Santiago, Gonzalo, Ahinoa, Yaku y José disfrutando un ceviche de chanque

De salida nos esperaba un rico ceviche de chanque acompañado por una chicha helada, que mas se podía pedir, todo era maravilloso. La comida en el Albergue de San José es un tema aparte, el chef es de primera y los productos marinos con los que cocina no pueden ser mas frescos. A la hora de almuerzo disfrutamos de un jugoso saltado de pescado y un ceviche mixto que no tienen nada que envidiarle a cualquier restaurante 5 estrellas de la capital.

José y sus hijos en el Kayak

Por la tarde, mientras unos dormían y recuperaban energías y otros se tomaban unos vinos con la gente del albergue, Pablito, sus hijos y yo cogimos dos kayak y salimos a remar por los alrededores de la caleta, bordeamos la costa hasta llegar, luego de unos 20 minutos remando, a una gran cueva, a la cual accedías en el kayak hasta la parte mas profunda, la transparencia del mar nos permitía observar las grandes rocas y peces que habitan el fondo marino, en la pared de al fondo de la cueva, dos coloridas Chuitas (especie de Cormorán) nos observaban tranquilamente, fue una bonita experiencia.

Entrada a cueva en los acantilados de San José

Regresamos cerca del atardecer al albergue, no había tiempo para descansar, se nos venia un maravilloso sunset, el mejor sitio para verlo y fotografiarlo era subiendo uno de los cerros laterales, cogimos nuestras cámaras y trípodes y subimos a la parte alta de la Caleta, una vista impresionantes y un sunset aún mejor, que mas se podía pedir.

Sunset en San José

Por la noche compartimos una fogata y unas jugosas chuletas a la parrilla con la amable gente de la Caleta San José, al ritmo de una guitarra tocada impecablemente por Santiago cantamos algunos temas de Sabina acompañados y desinhibidos por un amenizador vodka con naranja. Fue una noche alegre, de aquellas memorables, donde uno se siente un punto dentro del universo, solo acompañados por el sonido de nuestras risas y canciones y por el oleaje del mar.
Dormimos cerca de la medianoche, había que descansar, el día siguiente iba a ser el mas intenso de todos, trekking y mucho snorkel nos esperaban.

Guitarreada al pie de la fogata

Santiago y yo saliendo del agua

9 comentarios:

  1. Qué tal viaje... Habrá que repetirlo en algún momento. Por cierto, que de la fogata faltó la foto de mi padre haciendo su actuación de caimán dormido.

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  2. Ahi esta la foto, no quería quemarle el kiosko (aunque ya esta medio acarbonado si kiosko).
    A ver cuando repetimos otro viajecito

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  3. ayy yo necesito un viaje así...
    Estoy de haberme mudado a un alquiler temporario en capital federal porun lado me encanta, todo mucho mas cercano y accesible, pero por el otro... estoy agotada!! la ciudad me agota...
    veo tus fotos... y yo deseo estar allí
    veré si puedo hacer mi sueño realidad pronto!

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  4. El lugar es maravilloso, siempre hay que tratar de hacerse un espacio para descansar, si no para que uno trabaja tanto!!!
    Saludos

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  5. Felicitaciones por su artículo,al igual que usted, vi el programa Tiempo de Viaje y quedé fascinado con este increíble lugar, su relato me anima aún más a visitarlo, gracias.

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  6. Se debe hacer reservacion , para el hospedaje?
    O se llega y ahi se ve el hospedaje....
    Gracias por tu respuesta.
    Lindas fotografias.

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  7. Tienes que generar una reserva en reservas@caletasanjose.com o ingresa a la pag web www.caletasanjose.com

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  8. Me encanto, masomenos nos podrías indicar los costos para tener una idea y planear adecuadamente? Gracias

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  9. es una playa privada, se puede ir temprano y regresar SIN hospedarse ?

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Espero sus comentarios

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